lunes, 8 de julio de 2013

Inteligencia Emocional

Cuando oímos hablar de inteligencia rápidamente pensamos en todo lo relacionado con lo académico (habilidades lingüísticas, matemáticas, etc.), pero ya hace años que este concepto se ha ampliado incluyendo lo emocional como una parte importante que puede ayudar a la persona a tener éxito en la vida. Es el momento  de nuestra existencia en el que el conocimiento lo tenemos en un "click" y en el puede que estemos descubriendo la necesidad de dar prioridad  al aprendizaje emocional.  Los mecanismos del ser humano de adaptación a este mundo tan cambiante necesitan ser educados. En el buen manejo de las propias emociones residirá la clave del éxito de los futuros adultos. 


Características de la Inteligencia Emocional
 • Manejo y control de emociones
• Percibir sentimientos
• Nivela y regula la autoestima
• Desarrolla la empatía
 


La Inteligencia Emocional podría definirse como la capacidad que tiene una persona de manejar, entender, seleccionar y trabajar sus emociones y las de los demás con eficiencia y generando resultados positivos. Una persona que se enfada con facilidad, que se pone triste con frecuencia o que no es capaz de controlar sus impulsos es alguien con mala inteligencia emocional. Por el contrario, una persona que se conoce bien a sí mismo, que es capaz de pensar antes de actuar, que entiende sus impulsos, que los expresa con educación siendo sincero pero a la vez consiguiendo no afectar negativamente a la gente que le rodea o que es capaz de relativizar y sentir las cosas de una forma sana, sería una persona con muy buena inteligencia emocional.
 
La Inteligencia Emocional se desarrolla desde los primeros años de vida ya que las emociones se expresan desde el nacimiento. El desarrollo de la misma dependerá del contexto en el que el niño se desenvuelva.

Los niños inteligentes emocionalmente van a sentirse mejor con ellos mismos y esto les ayudará en muchos ámbito de su vida.Estos niños desarrollan un mejor autocontrol y regulan bien sus emociones. Esto les ayuda en las relaciones, en la resolución de conflictos, en los resultados académicos, etc.

¿Cuántas veces escuchamos “no llores”, “no te enfades”, “no te asustes” y un largo etc.? ¿Por qué nos es difícil aceptar que las emociones están ahí y necesitan su espacio para ser expresadas? ¿Qué nos pasa a los adultos cuando vemos al niño muy asustado, muy enfadado…..?

Tendemos sin darnos cuenta a no dejar que los niños expresen ciertas emociones, pensando que si lo hacen son unos desobedientes, contestones, llorones,  miedosos…..  Social y culturalmente nos han ido inculcando que lo mejor es no expresar las emociones de manera abierta, que hay que reprimirlas. Si estamos felices es más fácil de expresar y de decir pero también debe de ser totalmente lícito poder sentir rabia, pena, celos, impotencia y poder llorar, estar enfadado, gritar para expresar tal sentimiento.  Es curioso y a la vez contradictorio ya que hay que tener en cuenta que el único conocimiento con el que venimos al mundo , lo poco que traemos incorporado de "fábrica", es un inventario de respuestas inconscientes a efectos  de quienes nos rodean.

Los adultos, como modelos de los más pequeños, podemos ayudar a desarrollar todas estas habilidades emocionales. Eso sí, para poder ayudar a los niños los padres tienen que poder entender primero sus emociones y reflexionar acerca de cómo actúan con las suyas propias para luego poder entender las de sus hijos.

Las emociones nos acompañan en nuestro día a día e influyen en nuestras decisiones y nuestra manera de actuar por lo que dedicarle tiempo a entenderlas y a buscar la mejor forma de expresarlas será una tarea con enormes beneficios para los más pequeños. Además para el niño tener un espacio  donde compartir y expresar aquello que le pasa refuerza también el vínculo entre ambos.

A continuación os dejo un vídeo muy interesante. Podéis comprobar la importancia que ya muchas escuelas le están dando a la Inteligencia Emocional y los beneficios que ello comporta al niño.

 
Confieso que es un tema que me apasiona y personalmente sigo trabajando en ello.  Es curioso pero a veces me he sorprendido a mi misma de cómo he podido gestionar mis emociones de manera positiva y es toda una satisfacción.  Una de las frases más famosas de la filosofía  y que  hemos escuchado millones de veces es la  de Descartes : "Pienso, luego existo", pero con el permiso de este gran filósofo y sin cuestionar su filosofía ( ¡Por nada del mundo!) le pido permiso para cambiar el verbo : SIENTO, luego existo.
 

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